El Diario
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Facsímil de la escritura de Marie Bashkirtseff en una página de su Diario y fotografía de la autora, adolescente. |
El Diario de Marie Bashkirtseff
Ahora ya no escribo únicamente por la noche sino también a la mañana, a la tarde, en cada instante libre. Escribo a medida que vivo.Marie Bashkirtseff, Diario, miércoles 5 de abril de 1876.
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Journal de Marie Bashkirtseff, Bibliothèque Charpentier. |
Cuando el Journal (Diario) de Marie Bashkirtseff hizo su aparición en Francia, allá por 1887 y publicado por la editorial Fesquelle para su prestigiosa colección Bibliothèque Charpentier, esa primera edición en dos tomos resultó un éxito editorial. La notoriedad artística que la autora había alcanzado durante sus dos últimos años de vida y los apoteósicos funerales que la familia le ofrendó a aquella muerta prematura que en vida tanto prometía —no cumplía aún veintiséis años—, habían oficiado previamente como una insospechada caja de resonancia: Marie Bashkirtseff ya era una leyenda. Su Diario muy pronto comenzó a reproducirse en distintos idiomas del mundo y el eco de su voz se hizo oír en metrópolis tan distantes como Tokyo o Buenos Aires; también en Estados Unidos y en el resto de Europa durante más de medio siglo las jovencitas han leído esas páginas con ardor para venerar su vida y deplorar su tragedia.
¿Cuáles fueron los componentes literarios que han desencadenado esta pasión?
Si, en el sentido clásico, tragedia es la muerte del héroe, en aquel libro de memorias que reverenciaron sus lectores la épica y desventurada epopeya de Marie Bashkirtseff ha sido su sustancia principal. «Yo no capitulo» escribió alguna vez mientras se erguía, pluma y pincel en mano, como mítica amazona ante el mal que la habría de llevar a la tumba. En tiempos en que un nuevo paradigma femenino despuntaba —precisamente este que ahora la mujer de nuestros días enarbola— para inaugurar la rebelión contra un mundo dominado por los hombres que le había instituido el matrimonio como único e inmemorial destino, las muchachas se estremecían ante las batallas de esta frágil muchacha que libraba sus cruzadas deplorando la condición femenina de su siglo. Narcisista si se quiere, sobrecargada de amor propio, anhelando celebridad y gloria artísticas, aceptó todos los retos y trabajó sin desmayos para ser grande entre los grandes y de esta manera supo impregnar de autoestima el corazón de sus lectoras. A grandes —y olvidadas— luchadoras como Marie Bashkirtseff muchas mujeres de hoy en día le deben su autonomía, su destino profesional, su inserción igualitaria en un mundo cada vez menos misógino.
Pero los hombres también la adoraron, tal vez en parte deslumbrados por una imagen deformada que sus editores dieron a la luz: la de una muchacha casta e inocente, más ajustada al ideal victoriano de la época que al crudo realismo y a la autenticidad que ella misma en el ámbito pictórico y literario supo cultivar. Sin embargo, esa predisposición para la acción, tan propia del mundo de los varones, la obstinada determinación para alcanzar sus objetivos y su inveterada valentía frente a la muerte no quedaron ocultos tras aquel maquillaje. Nos cuenta una corresponsal desde el lejano oriente que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los estudiantes japoneses reclutados marchaban hacia el frente, a muchos de ellos un ejemplar del Diario de Marie Bashkirtseff los acompañaba: ella les había dejado el ejemplo de cómo plantarse frente al destino.
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Marie Bashkirtseff, niña. |
Hay además un componente intimista que ayuda a comprender aquel fervor: Marie Bashkirtseff escribe en segunda persona, les habla a los lectores a través de la trama de los tiempos, los compromete y los hace sus confidentes: «Estoy exhausta y quiero que entiendan entonces lo demasiado buena que soy con ustedes al escribirles ahora.» Desde los catorce años, contados fueron los días en que no escribió —a veces enferma, a veces en viaje— así que quien la lee se va haciendo partícipe de toda su vida prácticamente instante por instante puesto que, como ella avisó alguna vez, llegó un punto en el que ya no escribía sólo por las noches sino a cada momento, a medida que vivía. Si es, como se dice, que los movimientos del alma son a veces más formidables que los que en tiempo y espacio describe la materia, el lector tiene allí para estremecerse y compartir o repulsar los pensamientos, las emociones, las angustias y las confesiones de una joven escritora que nunca calló nada.
Marie Bashkirtseff de espaldas, pincel en mano. |
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Marie Bashkirtseff en atuendo de campesina. |
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Aníbal Ponce |
Pero dejemos ahora que el escritor ruso Igor Vladimirov nos explique cómo escribía Marie Bashkirtseff:
«El texto del Diario es muy variado en su estilo y puede ser considerado como una sucesión ininterrumpida de partes de una unidad indivisible: cuadros psicológicos de la gente y las costumbres en Francia y en Rusia, reflexiones religiosas y filosóficas, estudios psicológicos y observaciones sobre los personajes de su entorno que resultan transformados de una manera mágica en personajes literarios inmortales como extraídos, a decir de Colette Cosnier, de las páginas de Fedor Dostoievsky. Los últimos años de su vida Marie dedica bastantes páginas de su Diario a los acontecimientos políticos en Francia, entrega retratos verbales de las personalidades públicas de la época, capturados por la mirada vigilante y exacta de la pintora. El léxico rico, la plasticidad de las imágenes y el carácter natural de los diálogos, todo testimonia acerca del talento literario indudable de Marie Bashkirtseff. Ella escribe su Diario sin bosquejos, sin un primer borrador de la obra, incluso los dibujos están allí casi ausentes, aunque sea totalmente natural completar las líneas con ilustraciones cuando se sabe dibujar. No hay tampoco correcciones, tan frecuentes en los literatos, luego de meditar la frase. Marie cuida la pureza de su Diario a modo de una obra oral pero tratada como un trabajo serio. El rasgo característico del texto firmado por Marie Bashkirtseff es que está cargado de energía espiritual, contrariamente a tantos otros que mueren no más ver la luz.» ¹
Marie Bashkirtseff había nacido en Gavrontzi, en los dominios de su padre, uno de los tantos señores feudales de la baja nobleza de Poltava, en ese entonces Imperio ruso, hoy Ucrania. Un par de años más tarde, separados sus progenitores, Marie y su hermano marcharán con la madre a casa de sus abuelos maternos, otros terratenientes de la aristocracia provinciana. Ya de pequeña soñó con brillar, ser famosa en los escenarios o desposar un rey. Cuando tenía doce años su madre y sus tíos engatusaron a un potentado de la región y gracias a las riquezas de éste pudieron abandonar tierras rusas para recorrer distintas ciudades de Europa y recalar en Niza, en la Costa Azul francesa. Allí, a lo largo de los siguientes años, Marie se enamora de un duque inglés y comienza a escribir su Diario, flirtea con un joven aristócrata nizardo y viaja luego a Roma y a Nápoles, donde sostiene un fogoso romance con un conde y se siente muy atraída por otro. Muchos serán sus admiradores y pretendientes. También se hace cargo de su propia educación con profesores particulares, vedado como estaba el ingreso de las estudiantes mujeres a los liceos franceses. Dotada de un registro excepcional, aspira a convertirse en una gran cantante de ópera. Una laringitis crónica, probablemente primer síntoma de la tuberculosis que acabará con su vida, truncará esa aspiración. A los diecinueve años impone a su familia mudarse a París, deseosa de estudiar pintura. Se inscribe en la Academia Julian. Conoce y se siente cautivada por un prominente hombre político que habrá de ser su más grande aunque frustrado amor. Se codeará con la alta sociedad parisina en tanto que integrará una asociación feminista de corte socialista y allí fomentará y solventará la creación de un periódico en el que despuntará otra de sus grandes vocaciones, el periodismo. Su mirada social evolucionará desde el elitismo aristocrático defensor de las monarquías a un convencido republicanismo que dejará lapidarias anotaciones contra el zarismo en Rusia. A todo esto, aprenderá arpa, guitarra y mandolina, ya tocaba el piano con la solvencia de un concertista, hablará en italiano y en inglés además de ruso y francés que articulaba desde la cuna, leerá en alemán, en griego y latín. Fue, en ese sentido, una lectora apasionada, su biblioteca personal reunía más de setecientos volúmenes. Como pintora se inscribirá en el Naturalismo, la corriente literaria y artística que propugnaba una visión auténtica de la realidad de la época, y así pintará a los seres humildes de los suburbios de París. En el ámbito de la pintura, conocerá al joven líder de esa corriente a quien la unirá una amistad que se acentuará con la enfermedad y con la proximidad de la muerte de ambos. En sus últimos dos años de vida se codeará con la fama y con el éxito como artista. Morirá en los postreros días de sus veinticinco años, cuando todo hacía prever muy cercana su consagración definitiva como pintora, la gloria, en otras palabras, a la que tanto aspiró para permanecer en este mundo en la memoria de los hombres. Dos grandes obras que tenía en proyecto para el próximo Salon de Paris quedaron inconclusas.
En sus últimos meses, agravada la enfermedad, seguramente no habrá dejado de preguntase si dispondría o no de otro año para perpetuarse a través de la pintura, o de la escultura, a la que amaba más. Su Diario, sin embargo, estaba allí y ella, lectora apasionada y escritora de vocación, sabía evaluar sus méritos. Pero era demasiado extenso para publicarlo así. Decidió ofrecérselo a un escritor de talento y se enfocó en Maupassant, con quien se carteó, aunque el proyecto no prosperó. Luego lo intentó con Edmond de Goncourt quien con su hermano Jules —muerto más de una década atrás— había escrito también un Diario, magistral. Edmond, ya entrado en años, no le contestó y más tarde habría de lamentarlo. Así las cosas, luego de la muerte de nuestra heroína, habrá de ser su madre quien cumpla con su voluntad y publique una versión —abreviada— de ese Diario monumental. Para la tarea, contó con el soporte del prestigioso poeta, novelista y dramaturgo André Theuriet quien, años más tarde, habría de tener su sitial en la Academia francesa. Resultado de esta sociedad, salió a la luz una edición que, más que resumen, resultó mutilación. La obra, que se imprimió en dos tomos, abarcó aproximadamente un veinte por ciento del volumen total y en un Diario en el que las entradas se sucedían jornada a jornada el lector se encontraba allí una y otra vez con lagunas que envolvían semanas y meses también. Personajes verdaderamente fundamentales para comprender tanto su personalidad como sus conductas resultaron absolutamente evaporados, basta como ejemplo aquel hombre a quien más amó y que fue un poco la causa de su devenir artístico.
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Igor Vladimirov |
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Marie Bashkirtseff a los veinte años. |
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Marie Bashkirtseff a los veinticinco años. |
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Marie Bashkirtseff, Autorretrato con paleta, 1882. |
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Pierre-Jean Remy, de la Academia francesa. |
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Madame Bashkirtseff y Dina Babanine, la madre y la prima de Marie Bashkirtseff. |
Cuatro décadas más tarde ocurrió algo sorprendente. En 1925, cinco años después del fallecimiento de madame Bashkirtseff (Dina había muerto antes) y trece desde que aquella depositara el manuscrito original en la Biblioteca Nacional de Francia con una cláusula que impedía hacerlo público hasta 1930, un escritor menor, Pierre Borel, comenzó a editar una serie de volúmenes con textos inéditos del Diario de Marie Bashkirtseff: Cahiers Intimes Inédits (Cuadernos íntimos inéditos) de Marie Bashkirtseff (cuatro tomos), Les Confessions (Las confesiones) de Marie Bashkirtseff, Le Premier et le Dernier Voyage (El primer y el último viaje) de Marie Bashkirtseff, La Véritable (La verdadera) Marie Bashkirtseff, y probablemente alguno que otro más. Una nueva Marie Bashkirtseff hizo su aparición: a la cerebral y etérea de la versión de Theuriet se contraponía esta otra, apasionada, impetuosa, a veces atolondrada y muchas brutal, para el rotundo desconcierto de sus lectores. Pierre Borel fue durante mucho tiempo un prócer para los estudiosos de la vida de Marie Bashkirtseff. Sin embargo, si bien en estos libros aparece profusión de textos censurados de aquella primera edición, la verdadera Marie Bashkirtseff permaneció desconocida. Ahora estamos convencidos de que Borel nunca trabajó con el manuscrito original sino, probablemente, con aquella copia que madame Bashkirtseff y su sobrina Dina habían ejecutado a fines de la década de 1880, en definitiva, también un texto censurado. Como sea, los volúmenes de Borel cayeron en el olvido y la edición primigenia de Theuriet continuó reimprimiéndose y traduciéndose hasta casi las postrimerías del siglo XX.
La década de 1960 la vio sumirse en el olvido. En tiempos en que la mujer se liberaba de tapujos y de prejuicios, aquella imagen candorosa con la que había sido revestida fue precisamente la piedra de lastre que la sumergió en la penumbra. Su condición de aristócrata, cuando ésta ya había caído en la obsolescencia, tampoco la hubo de favorecer. Salvo contadas excepciones, lectores y editores le dieron la espalda.
La década de 1960 la vio sumirse en el olvido. En tiempos en que la mujer se liberaba de tapujos y de prejuicios, aquella imagen candorosa con la que había sido revestida fue precisamente la piedra de lastre que la sumergió en la penumbra. Su condición de aristócrata, cuando ésta ya había caído en la obsolescencia, tampoco la hubo de favorecer. Salvo contadas excepciones, lectores y editores le dieron la espalda.
Veinte años más tarde, para el centenario de su muerte, a hombros de la efeméride su nombre volvió a aparecer, sobre todo en el ámbito del teatro tal como ya hemos visto en nuestra Cronología. Y en 1985 un acontecimiento fundamental vino a sacudir de la modorra a sus escasos admiradores: la profesora Colette Cosnier, gran biógrafa de grandes mujeres olvidadas, publicó una magnífica biografía ilustrada: Marie Bashkirtseff. Un portrait sans retouches (Un retrato sin retoques), luego de leer la totalidad del monumental manuscrito original del Diario depositado en la Biblioteca Nacional de Francia. En sus páginas hemos conocido por primera vez a la verdadera Marie Bashkirtseff. Compartamos su asombro: «Hojeo el manuscrito del Diario, los ochenta y cuatro cuadernos y cuadernillos escritos de su mano y mi emoción se tranforma en estupor, en conmoción, en cólera. Y no siento el timbre que anuncia el cierre de la sala, y no reconozco a alguien que me saluda al pasar, sólo escucho esa voz que ha sido sofocada durante tanto tiempo. Se ha modificado el año de su nacimiento, se suprimieron expresiones juzgadas poco refinadas, se censuraron pasajes enteros considerados sin dudas como indecentes, se edulcoró todo lo que era rebelión contra los límites impuestos a la condición femenina. [...] La estatua de la niña prodigio, de la pálida y pura jovencita se rompe en pedazos. Detrás de la heroína de biblioteca rosa aparece una mujer que vive, que ama, que crea; detrás de la criatura angelical y descarnada, un cuerpo de mujer que grita su deseo. [...] Puesto que el texto auténtico del Diario permanece inaccesible al gran público he querido barrer con toda la leyenda para revivir a la verdadera Marie Bashkirtseff, una mujer estafada por un destino distraído que la ha hecho nacer cien años demasiado temprano, una mujer prisionera de su tiempo, una mujer de nuestro tiempo.» ²
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Lucile Le Roy |
No fue sino una década después cuando la veda tan deplorada por Cosnier comenzó a derrumbarse. En 1999 apareció bajo el sello editorial L'Age de l'Homme una versión que pretendía ser completa del Diario de Marie Bashkirtseff ³. Lucile Le Roy estuvo a cargo de la transcripción y de una profunda labor investigativa fruto de la cual resultó una excelente edición profusamente anotada. Lamentablemente, de los cinco volúmenes proyectados sólo apareció el que debería haber sido el tercero y que abarcó sólo tres de los doce años que la autora escribió.
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Ginette Apostolescu |
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Doris Langley Moore |
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Phyllis Howard Kernberger |
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Katherine Kernberger |
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Tatiana Shvets |
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Los dieciséis tomos publicados por el Cercle des Amis de Marie Bashkirtseff, en que hemos basado nuestra traducción. |
También el público de habla hispana dispondrá de una versión del Diario auténtico de Marie Bashkirtseff. Habrá de ser una selección de textos escogidos que respetará, sin embargo, el día a día y mantendrá una rigurosa continuidad narrativa. Abarcará aproximadamente un cuarenta por ciento del volumen total y el resultado serán dos tomos de unas ochocientas páginas cada uno. Tendremos asimismo una versión digital. Hemos de reconocer que, visto el carácter de una obra en la que la autora desea mostrarse toda entera mucho nos hemos debatido antes de decidirnos por una versión resumida. Nos consuela saber que la propia Marie Bashkirtseff más de una vez lamentó la extensión de su Diario e instruyó y alentó a sus editores a suprimir, por ejemplo, las repeticiones en que allí incurría. Nuestro razonamiento fue que una edición completa de esta obra monumental sólo podría buscar cobijo en un segmento extremadamente limitado de lectores y no en el gran público al que apuntamos: nuestro objetivo último ha estribado siempre en el intento de devolverle a nuestra heroína la notoriedad o, si se quiere, la popularidad perdida. Como sea, de esta grata tarea nos queda la satisfacción de haber identificado, para nuestras notas de pie de página y el índice de nombres citados, a un sinnúmero de seres que han compartido en mayor o en menor medida el camino de nuestra autora, personajes éstos a los que Marie Bashkirtseff por lo general sólo menciona con el apellido y de quienes en muchos casos hemos podido rescatar del olvido sus vidas, sus luchas y sus sueños. Ellos son la materia con la que construimos este blog. ⬜
© José H. Mito
Referencias:
¹ Igor Vladimirov, Las particularidades de estilo de la prosa de Marie Bashkirtseff. Edición de las ponencias ante el Coloquio internacional Marie Bashkirtseff, Poltava, Ucrania, 2008, organizado por la fundación rusa Renacimiento de la Memoria de Marie Bashkirtseff. Moscú, Rusia, 2009.
² Colette Cosnier, Marie Bashkirtseff, un Portrait sans Retouches. Prólogo. Ed. Pierre Horay, París, 1985.
³ Marie Bashkirtseff. Journal, 1877-1879. Transcripción, notas de pie de página, índice de personas y personajes, de lugares, de obras, de periódicos y de cartas citados, e ilustraciones, por Lucile Le Roy. Ed. L'Age de l'Homme, Paris-Lausanne, 1999.
⁴ Marie Bashkirtseff. Mon Journal, 1873-1884. Tomos I al XVI, trancripción e índice de personas y personajes citados por Ginette Apostolescu para el Cercle des Amis de Marie Bashkirtseff, París, 1995-2005. (http://cerclembashkirtseff.monsite-orange.fr)
⁵ Doris Langley Moore. Marie & the Duke of H.: the daydream love affair of Marie Bashkirtseff, Ed. J.B. Lippincott Co., Philadelphia, EEUU., 1966.
⁶ I am the most interesting book of all, the Diary de Marie Bashkirtseff, Vol. 1, transcripción e índice de nombres citados: Phyllis Howard Kernberger & Katherine Kernberger. Chronicle Books, San Francisco, EEUU, 1997.
⁷ Lust for Glory, the Diary de Marie Bashkirtseff, Vol. 2, transcripción e índice de nombres citados: Katherine Kernberger. Fonthill Press, New York, EEUU. 2013. La versión completa puede obtenerse en formato digital.
Marie Bashkirtseff Dixit: «Voy a escribir en lugar de leer porque yo soy el más interesante de todos los libros.» (Domingo 3 de mayo de 1874) |
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The diary text of Marie Bashkirtseff reflects the big love that she had in every word wrote, because in that short text we can see the big meaning that this had for her,she did it all the time;she made of this beautiful art something essential in her daily live
ResponderBorrarJe voudrais traduire le Journal en Italie mais je n ai aucun contact
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