Los recuerdos de Mary Louise Breakell





«Dieciséis desdichadas víctimas», según Mary Louise Breakell. Rostros ignotos en la pintura de Marie Bashkirtseff, El atelier de mujeres de la Academia Julian. Uno de ellos podría ser el de Breakell.

    El presente podría tratarse de un cuarto capítulo en la serie de artículos sobre los personajes del cuadro El atelier de mujeres, con la salvedad de que en esta ocasión no sabemos en cuál de las figuras allí representadas aparece retratada nuestra protagonista de hoy.

Joel L. Shiff. Portrait of Young Genius.
The Mind and Art of Marie Bashkirtseff

[Vernon Press, EEUU, 2017].
    Prestigia en esta oportunidad a nuestro blog la pluma de Joel L. Schiff, matemático, astrónomo, artista plástico y autor de varios libros, entre ellos la excelente biografía de Marie Bashkirtseff en idioma inglés, Portrait of Young Genius. The Mind and Art of Marie Bashkirtseff, aparecida en 2017.
    El texto que aquí publicamos rescata las evocaciones de Mary Louise Breakell —pintora inglesa nacida en Manchester— de los tiempos en que fuera condiscípula de nuestra heroína en la Academia Julian.
    Breakell publicó en julio de 1907 un artículo titulado Marie Bashkirtseff. The Reminiscence of a Fellow Student que Joel L. Schiff analiza para nosotros.

The Nineteenth Century and After, la publicación británica en la que apareció el artículo de Mary Louise Breakell que aquí comentamos: Marie Bashkirtseff: The Reminiscence of a Fellow Student. Leonard Scott Publ. Co., New York, Vol. 62, 1907, p.110-125.




Reminiscencias de Marie Bashkirtseff por su compañera de estudios Mary Breakell



    « A pesar de las incomodidades que ella nos causó, creo que todos amamos a Marie Bashkirtseff, como se ama a un niño encantador y voluntarioso...»1
 

    Mary Louise Breakell (1856-1931) fue una estudiante de arte, contemporánea de Marie Bashkirtseff en la Académie Julian. Su temática de elección ha sido similar a la de Marie, es decir, figura, género y obras florales. Después de estudiar en el atelier Julian, vivió en Manchester y Londres, y expuso en muchos lugares importantes de Inglaterra, incluida la Royal Academy.

     Aunque pensemos que Marie Bashkirtseff y Mary Breakell pertenecen a una época pasada, el libro de esta última sobre acuarelas (1904) fue reimpreso en 2013, el mismo año en que apareció la excelente traducción al inglés del Diario de Marie Bashkirtseff por Katherine Kernberger. Ambas están, por lo tanto, todavía muy entre nosotros.

Mary L. Breakell, Water-Colour Painting,
Ulan Press, 2013
    Mary registró muchos recuerdos sobre Marie de su paso por la Academia Julian, no siempre favorables, aunque todos interesantes. Escribió un artículo más de 20 años después de la muerte prematura de Marie, pero los años que habían mediado no disminuyeron las profundas impresiones causadas por esa existencia singular que fue Marie Bashkirtseff.

    Mary describe allí la situación reinante durante la ejecución de la famosa pintura de El atelier de mujeres de la Academia Julian (1881), así como deja al descubierto cierto resentimiento, levemente disfrazado, refiriéndose a sí misma como una de las «dieciséis desdichadas víctimas».

    «Estamos parloteando en un armonioso concierto europeo cuando la puerta se abre, y con un aleteante, crujiente y alegre campanilleo: “Bonjour, Mesdames” entra “la rusa”. Se desanuda con impaciencia, echa hacia atrás sus costosas pieles y su largo manto de seda, de manera regia los deja caer al suelo entarimado y raso para que la doncella los recoja. La ropa para ella no existe en este momento (o así nos lo haría pensar). Sólo es consciente del Arte y de aquella gran imagen, que es Nuestra imagen, la del concierto europeo, una armoniosa “pintura viviente” todas allí juntas.»
    «Apretujadas con los caballetes unas contra otras, [estamos] arrinconadas, encasilladas y confinadas en el menor espacio posible, en atención a los intereses supremos de Rusia, representados por Marie, por un lado, y de España, por mademoiselle Amélie, por el otro.»2

Marie Bashkirtseff, El atelier de mujeres de la Academia Julian, óleo sobre tela, 1881.

    Breakell habrá de denominar «anuncios publicitarios» para el atelier a esos dos cuadros de la Academia de Julian y en cierto sentido lo eran. Aunque Breakell pensaba que la pintura de Marie sobre el atelier representaba mejor la vida en aquel ámbito que la de Amélie (Beaury-Saurel, 1856-1924), consideró que la realizada por la chica española era superior, ya que ésta incluía a «la misma rusa».

    Resulta evidente que un cuarto de siglo más tarde, recordando su época como estudiante, Mary Breakell aún alberga resentimiento hacia Marie por una variedad de razones (diferencias en la clase social) y eso siempre debe tenerse en cuenta. Por otra parte, Breakell había leído la versión expurgada del Diario traducido al inglés, de modo que su visión de Marie se volvió a distorsionar por esa razón.

Marie de Villevielle y Alice Brisbane
    Tampoco a Breakell le gusta particularmente el cuadro de Marie Bashkirtseff en sí. Ella menciona que la figura central es Alice Brisbane, «una de las favoritas de Marie, que admiraba mucho su belleza tranquila y con cara de luna». Pero cerca de ella está mademoiselle de V[illevieille], «una mujer alta, bien encorsetada, almidonada, pintada ... parisiense, cuya presencia angular e incongruente en esta imagen de Bohemia podría, a juicio de Julian (y tal vez a los ojos del París-fashion en el próximo Salon), agregar un prestigio y una elegancia a su atelier, que superaría la mancha poco artística que su presencia trazaba en la composición...»3

Tony Robert-Fleury
    El resentimiento de Breakell rezuma una vez más cuando concibe la reacción de Tony Robert-Fleury ante la pintura ... «Me imagino que veo a Marie Bashkirtseff observándolo con persuasión, y suplicando coquetamente por elogios como la bebé que es...» Sin duda ella empleó sus femeninos encantos periódicamente sobre Tony buscando su alabanza. Pero referirse a ella como un «bebé» solo sirve para reducir la credibilidad de Breakell como un observador maduro.

    Incluso el atuendo de Marie se ve sometido a escrutinio, ya que no se trataba del típico que portaban las estudiantes de arte del atelier Julian, puesto que la mayoría de ellas procedían de orígenes mucho más modestos que Marie:

    «¡Ah, esas florituras! ... Esas florituras, de hecho, eran tan parte de Marie como su hoyuelo, casi siempre los usaba. Diseñadas por ella misma en la forma pintoresca de un retrato ancestral (creo que de un hombre, ya que con todo su encanto había un corte masculino en ellas), eran la admiración del mundo femenino dentro y fuera del atelier. A mí misma una millonaria bostoniana del otro extremo de la sociedad, moderna pero nada original, me había implorado que le robase o que tomase prestada una de las célebres camisolas con volantes de "la rusa"».4 

Mary Louise Breakell, Royal Oak Day, Óleo sobre tela, 78,7 x 47,6 cm.

    Sin embargo, tiene un comentario amable sobre los rasgos de Marie, una particularidad que aparece en más de alguna de las entradas del Diario aunque no en sus autorretratos:

    «Y, a pesar del ingenuo egotismo de su Diario, ella no era hermosa, pero ese hoyuelo la hacía encantadora. ¿Y acaso el encanto, desde los días de Helena de Troya y María de Escocia, no ha cautivado más corazones de hombres y mujeres que la belleza?... La rusa Marie Bashkirtseff, como ya he dicho, tenía ese hoyuelo único, muy inopinado e irresistible, en una mejilla, en el lugar equivocado, según lo que juzgan los estándares matemáticos o anatómicos. Cupido, de hecho no con los ojos vendados pero pícaro, debe haber pasado por allí el dedo al azar cuando se moldeó esa rara pieza de arcilla.»5 
Marie Bashkirtseff
    Entonces Breakell por lo menos está dispuesta a admitir que Marie tenía encanto, aunque no se atreva a admitir su belleza. La mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que ella era realmente hermosa y que no fue solo su encanto lo que conquistó a los hombres después de breves encuentros.

    Un aspecto de la personalidad de Marie que Breakell admiraba mucho era su intelecto. Reconoce que hubo algunas discrepancias en cuanto a la edad de Marie en los Diarios, pero que «los destellos de la verdadera intuición que revela en observaciones profundas sobre hombres y cosas podrían ser la expresión de un alto nivel de mentalidad e intelecto a cualquier edad, [aunque] no menos de los veinticinco...» Además, y lo que es indudablemente cierto, «esto sostendrá una fascinación duradera y universal para todos los jóvenes estudiantes de arte, tanto como el sueño apasionado de la vida artística mantiene subyugados a hombres y mujeres.» Sin embargo, para Breakell, el genio de Marie no residía en su condición de artista y el paso del tiempo desde su muerte había puesto en el centro el sentido y el significado de su breve vida, que ella desea explorar. 

Mary L. Breakell, The School Room, óleo sobre tela, 1883.

    «¿Acaso fue nada más que para distracción en nuestros momentos de ocio que, entre tantas vidas de tantos millones de mujeres, su vida haya sido señalada para llamar la atención por su brillante entorno de belleza, riqueza y posición, aureolada de romance? ¿No fue sino para satisfacer una curiosidad morbosa y su propia e intensa egolatría que esta niña tan autoconsciente fue impulsada o inspirada a escribir un diario desde sus primeros años?...»6

    De modo que es el Journal la razón de ser de Marie y por el cual principalmente la juzga la historia: ese registro monumental de «una mujer con todos sus pensamientos, sus ilusiones, esperanzas, debilidades; sus encantos, tristezas y regocijos». Breakell es consciente de que los Diarios han sido expurgados y se pregunta «¿Habría aparecido en colores más reales si esas páginas no hubieran sido suprimidas?» De hecho, podemos especular que éste ha sido el caso y quizás la dura mirada de Breakell sobre Marie se habría moderado si hubiese dispuesto de una visión más precisa acerca de la vida interior de Marie.

    «Ella escribió una vez con humor juguetón que tenía dos corazones, en realidad no tenía ninguno. Tenía la maestría, el método, los poderes de comparación, el dominio de la mente de un hombre combinado con la intuición de la mujer, pero carecía del corazón de cualquiera de ambos...    Porque, como carecía de corazón, podía analizar y calcular con frialdad ... el efecto de una palabra, una mirada, sobre un enamorado del sexo opuesto, o un amigo suyo, para gobernarlo o rechazarlo. Ella escribió y habló mucho sobre el amor en abstracto, diseccionando continuamente lo que ella pensaba que era el amor de sí misma hacia los demás o el amor de los demás hacia ella; y ciertamente podía escribir maravillosamente de la pasión, aunque era incapaz de sentirla. Uno podría haber pensado que las cualidades intelectuales de su espíritu y su pose de bluestocking [mujer intelectual o literata] en todos los temas habría repelido a los hombres ordinarios. Pero estas cualidades fueron contrarrestadas por ese exterior intensamente femenino que disfrazaba su comprensión masculina, y su completo dominio masculino, de sangre fría, de artimañas femeninas. Creo que ningún hombre podría haber resistido su encanto si ella hubiera querido (ni mujer tampoco)».

    Breakell continúa diciendo que Marie siempre estuvo al borde de la pasión, pero incapaz de dar amor, solo capaz de absorberlo de los demás.

    ¿Qué pensar de todo esto? En primer lugar, debe reconocerse que Marie no estaba en libertad de dar libremente su corazón como otras mujeres. Debido a su intelecto y formación, la existencia de Marie estaba en un plano elevado que la limitaba, a diferencia de otras mujeres que entregaban sus corazones apasionadamente a los hombres que las cortejaban, lo que dejaba muy pocos hombres calificados para ser un marido adecuado. Según lo expresado en su Diario, Marie lo sabía muy bien y, por lo tanto, tuvo que reservar los sentimientos de profunda pasión y amor por alguien que realmente pudiera satisfacer sus extraordinarios requisitos. Boreel, Antonelli, Audiffret, sirvieron simplemente como práctica para la joven Marie, Cassagnac había capturado su imaginación, pero tal vez era demasiado volátil y él mismo jugaba con ella, por lo que necesitaría a alguien como el gigante Gambetta para consumar una adecuada gran pasión. Sin embargo, esto no sucedió.

    La situación de Marie era muy similar a la del personaje de Zenaida en la novela de Turgenev, Primer amor: «¿Tal vez piensas que lo amo? ... No, no puedo amar a la gente a la que considero inferior. Necesito a alguien que pueda imponerse sobre mí pero, Dios mío, nunca me encontraré con nadie así. Nunca caeré en las garras de nadie, nunca, nunca.»

Marie Louise Breakell, Thistledown. Crédito de la imagen: Wikigallery.

    Pues, sí, Marie era una maestra de la coquetería y la empleó con un efecto devastador. Al separarse del conde polaco Merjewsky, luego de una discusión, Marie le solicita: «Tengo que ponerme el abrigo. ¿Puede usted arreglarme el pelo sobre mi cuello?» Allí estaba la maestría de su mejor coquetería y, por supuesto, el pobre conde estaba enamorado. Pero, ¿es este comportamiento tan inusual para una joven bella e inteligente perseguida por numerosos miembros del sexo opuesto? Tal vez Mary Breakell no fue perseguida de manera similar por los hombres y sus juicios están nublados por una sensación de celos. Pero para su crédito, Breakell entiende el exterior femenino y el interior masculino que Marie misma dio voz en sus diarios.

    Un contraste refrescante con todas las tortuosas relaciones previas con los hombres es la conexión de Marie con su buen amigo Bojidar Karageorgevitch que la designa «...la mejor y más inteligente mujer, el alma rara a cuyo consejo le debo casi toda la buena suerte que he tenido en mi vida».7

    En otro aspecto, la evaluación de Breakell sobre Marie estaría de acuerdo con la suya, es decir, ella sintió que Marie era «una escritora primero, una pintora en última instancia», que ella era «una filósofa, una pensadora... e impelida por la inspiración de su país natal, [podría] haberse convertido, tal vez, en la gran mujer novelista de Rusia». Esto está muy cerca de la propia apreciación de Marie: 

    «Desde hace poco comprendo la pintura y eso después de algunos estudios y esfuerzos reales, mientras que a la literatura la he abarcado al instante, desde que abro el libro y leo ... yo atrapo la trama del oficio de escribir igual que Breslau debe hacerlo con la pintura.»

    «Me he levantado por la noche para anotar algunas cosas que parecen buenas de guardar. ¡Periodismo! Ustedes no saben que sueño con un periódico ideal. Pero para eso uno debe ser libre, y un hombre. ¡Voy a trabajar seriamente en esto! Aunque realmente no sé suficiente francés.»

    Irónicamente, por una vez Breakell ha tenido una visión más alta del potencial de Marie que Marie misma. Breakell podía verla como una Tolstoy mujer. Sin embargo, las aspiraciones literarias de Marie se limitaban a escribir en un periódico. Como sea, Marie consiguió la consagración como escritora con su Diario, en gran medida porque era «una filósofa, una pensadora», y fue lo suficientemente astuta desde el principio como para apreciar su importancia como obra literaria. Y es sobre los méritos de su Diario que su fama se basa, al punto de convertirse en un best seller en la década de 1890 y una inspiración para escritoras como Katherine Mansfield y Anaïs Nin.

    En una misma línea de lamentación, Breakell sostiene la opinión de que Marie desperdició sus talentos que podrían haber demostrado ser una fuerza para el bien de su propia gente. En esencia, ella:

    «Careció de un corazón para ver y sentir por los demás y del coraje para desafiar las convenciones del mundo social en el que se movió —porque fue una cobarde—, si hubiera tenido el corazón para tomar el hilo de la vida en una parte más sólida, ... ella podría haber sido... una gran fuerza social para bien.»

    ¿Acaso Rusia y las necesidades de su gente, su propia gente, que emergieron de la servidumbre abierta a las nuevas y siniestras formas de esclavitud indirecta de una civilización más amplia, no significaban nada para ella, ella que era una de las hijas más dotadas de Rusia?

    «En realidad, ella no simpatizaba con sus compatriotas que luchaban bajo las cargas de la vida ... era simplemente bajo una luz pictórica, como incidental al paisaje, que ella los consideraba...»8

    Sabemos que Marie tuvo remordimientos de culpa por esta situación y Breakell enfatiza el punto al citar el diario de Marie: «¡Y desgraciada! Vives en Francia, ¡prefieres ser una extranjera que quedarte en casa! Puesto que amas tu bella, grandiosa y sublime Rusia, ve allá y trabaja para ella ... Pero, si no fuera por mi pintura, iría...»9

Mary Louise Breakell, Waiting for the Train.


    Pero, por supuesto, la situación era más compleja que eso. Recordemos que en 1880 recibió la visita de un viejo conocido llamado Kavérine de Akhtyrka (Ucrania) y su hija Sophie. Esta última relató que estaba siendo observada por la policía, según lo asienta Marie en su Diario:

    «Deportan, exilian y encarcelan a las personas por una palabra; hacen visitas nocturnas, y si no eres muy peligroso estás exiliado en Viatka; si eres muy peligroso, vas a Siberia o al patíbulo. No hay familia en Rusia que no tenga alguien en el exilio ... ¡Pobre país! ¡Y el otro día me acusé de cobardía porque no quería ir allí! ¿Pero es posible? ... Sophie me dijo que por una décima parte de lo que dije, sería enviada al campo de trabajos forzados o ahorcada, y de ir a Rusia, estaría acabada si fuese arrestada.»10

    Entonces, allí está la respuesta a las acusaciones de cobardía de Breakell, así como a las propias de Marie. Por supuesto, Marie seguiría teniendo conflictos hasta su muerte por no haber ayudado a sus compatriotas, pero la fría realidad de la situación significaba que habría tenido que enfrentar un arresto cierto y posiblemente la muerte si lo hubiera hecho. Es cierto que Breakell reconoce que la realidad bien podría ser otra «si su Diario no hubiera sido censurado». Como sea, la conversación con Sophie sobre los peligros de la vida en Rusia aparece ya en 1890 en la traducción inglesa del Diario por Mathilde Blind (p.425).

    Debe recalcarse que no fue por falta de compasión para con los menos afortunados que ella que no se convirtió en salvadora de la Madre Rusia. Por el contrario, hay numerosos casos en que los primeros instintos de Marie fueron profunda y sinceramente compasivos. Por supuesto, ella reconoció que Rusia estaba pasando por algo similar a lo que Francia había experimentado bajo el Terror: «¡pobre país en verdad!» Luego está la familia Bashkirtseff brindando ayuda a los soldados durante la guerra franco-prusiana que resultó en la Cruz de Bronce («Fue mi mayor placer ir todos los domingos a la estación para recibir a los heridos, atenderlos, incluso tratarlos», Diario, 28 de agosto de 1875); al enterarse de que estaría lista para cantar en el escenario dentro de dos años, «Pero en cuanto a cantar una ópera para los pobres, voy a hacerme lo suficientemente fuerte como para cantarla en febrero de 1877 y cantarla bien», Diario, 26 de enero de 1876; «Pinté el retrato de una mujer parisina con un gran sombrero negro y un abrigo de nutria, un ramo de violetas, con la cabeza inclinada hacia un lado. Ella está sonriendo. Es para los pobres - la lotería», Diario, 4 de abril de 1880. Por supuesto que hay muchos otros ejemplos similares, incluso cuando ella estaba muriendo, se lamentaba, «Dios mío, no quiero quejarme, y estoy incluso avergonzada de vivir como lo hago cuando tantos otros sufren mil veces más: los que están enfermos, son pobres y están obligados a trabajar», Diario, 26 de enero de 1883. 

Mary Louise Breakell, Lake Maelog, Anglesey, Walles, 1906

    Por supuesto, hay muchas otras expresiones de compasión a lo largo del Diario de Marie que nos conducen a su participación en el movimiento sufragista. De la lectura del Diario de Marie, Mary Breakell había obtenido la impresión de que «tenía desprecios para con los devotos del feminismo ... lo entendía con la visión limitada de una mujer rica ... Pero a ella no le importaba nada la mujer en abstracto»11. Esta evaluación parece no solo injusta sino también demostrablemente falsa. Porque es evidente que Marie era muy consciente de los prejuicios culturales contra las mujeres desde una edad muy temprana. A través de los años, continuamente expresó su indignación por estas injusticias en su Diario (incluso en la versión expurgada) y estos sentimientos ya son bien conocidos. Además, Karageorgevitch sostiene que «durante un tiempo fue devota, en cuerpo y alma, al feminismo». Cuando Bojidar mintió sobre asistir a una reunión feminista a la que Marie lo había enviado, ella lo regañó diciendo que «no tiene derecho a negarse a interesarse en una cuestión que va a cambiar la faz de la Tierra...»12 

    En resumen, estamos agradecidos a Mary Breakell por presentarnos un relato de primera mano de Marie Bashkirtseff, su camarada de estudios de arte. Breakell sabía que estaba en presencia de alguien con dones extraordinarios y, con la perspectiva de un cuarto de siglo y la publicación del Diario de Marie, esa apreciación solo se acrecentó. Sin embargo, las muchas impresiones negativas con las que Mary Breakell deja al lector no siempre son precisas y tal vez nacen de los celos o de los sentimientos subyacentes de desprecio provocados por la acentuada personalidad de Marie. A partir de sus observaciones más cercanas, debe haber sido muy difícil para las estudiantes de la Académie Julian lidiar con los dramas en curso que formaban parte de la vida cotidiana de Marie y, por lo tanto, debemos sentir cierta simpatía por Mary Breakell y los demás. Nous comprenons!

    En su conclusión, Breakell no puede resistirse a remachar un postrer y definitivo clavo sobre el ataúd de Marie:

    «Si la muerte no la hubiera salvado, es más que probable que nunca habría conquistado realmente el reino más recóndito del Arte: puesto que carecía de corazón también carecía de poesía y de humor y de todas las finas sombras y tonos entre ellos. Siempre habría encontrado la horma de su zapato allí. Aún así, aunque no pueda ocupar un lugar en el templo de la fama como una gran artista, se mantendrá en nuestra memoria como un niño maravilloso, una niña Narciso que, nacida con grandes dones y capacidades pero carente de corazón y cegada por una formación imprudente, nada encontró en la vida para amar, o para qué vivir, sino su propio reflejo.»

    Sí, podemos admitir que Marie era narcisista, pero el resto, ¡qué disparate!

    En Song of Myself, el poeta estadounidense Walt Whitman exclama: «¿Me contradigo a mí mismo? Muy bien, entonces me contradigo a mí mismo, soy grande, contengo multitudes». Al igual que la de Whitman, la vida de Marie fue muy extensa y también contenía multitudes, de modo que apenas podemos, a lo sumo, tener una comprensión tenue de esta extraordinaria joven. ⬜


«Joven ... llena de vida, en todo el fuego y la energía de la voluntad humana intacta,
decidió, a pesar de ser una mujer, conquistar ese Reino del Arte
que se mostró tan incrédulo de los dones y poderes de una mujer.
Pero fría Muerte, indomable, a pesar de la joven vida de la radiante muchacha,
  interpuso esta barrera —una pared que no caería
a su reclamo, aun barrenada por la juventud,
con fuego de belleza, oro y genio.
Y la Muerte prevaleció...»13



© Joel Schiff y Darya Martynova




REFERENCIAS:
1 - MLB p.115. (ver Bibliografía)
2 - MLB p.111.
3 - MLB p.113.
4 - MLB p.112.
5 - MLB p.112.
6 - MLB p.117-118.
7 - Bojidar Karageorgevitch, p.647. (Ver Bibliografía)
8 - MLB p.123-124.
9 - From the Journal entry dated July 25, 1884. (Ver Bibliografía)
10 - Kernberger translation, October 1, 1880. (Ver Bibliografía)
11 - MLB p.125.
12 - Bojidar Karageorgevitch, p.650.
13 - MLB p.123.



BIBLIOGRAFÍA:

• Blind, Mathilde, The Journal of Marie Bashkirtseff, Cassell & Co., 1890.
 Breakell, Mary L., Marie Bashkirtseff: The Reminiscence of a Fellow Student, The Nineteenth Century and After, Leonard Scott Publ. Co., New York, Vol. 62, 1907, p.110-125.
 Karageorgevitch, Bojidar, The Legend and Marie Bashkirtseff, Fortnightly Review 74 (July-December 1903): 647-653.
 Kernberger, Katherine, The Journal of Marie Bashkirtseff, Fonthill Press, 2012.




    El presente trabajo constituyó la exposición de Joel L.Schiff ante el Coloquio Marie Bashkirtseff realizado entre el 16 y el 18 de setiembre de 2016 en Nápoles, Italia, organizado por la universidad de Nápoles y la fundación rusa Renacimiento de la Memoria de Marie Bashkirtseff. El Sr. Schiff nos lo ha cedido gentilmente para la publicación en estas páginas.


(Versión en español por el autor de este blog.)







Acerca de los autores de este artículo 


Joel L. Schiff y su excelente
biografía ilustrada de Marie Bashkirtseff.

    Habíamos anunciado y esperábamos con impaciencia la publicación del libro de Joel L. Schiff Portrait of a Young Genius. The Mind and Art of Marie Bashkirtseff puesto que los textos sobre Marie no son numerosos y por fin lo tenemos con nosotros. 

    Autor de tres obras especializadas sobre matemáticas —que enseña en la universidad de Auckland—, Joel L. Schiff se apasiona de la misma manera por el arte. Ha publicado por otra parte en 2014 un libro sobre la pintora impresionista neozelandesa Grâce Joel (1865-1924), que también estudió en la academia Julian.

    Fue en el curso de esta investigación cuando descubrió a Marie Bashkirtseff y que nació en él poco a poco el deseo de darla a conocer al público anglófono. El libro de Joel L. Schiff presenta el estado actual de las informaciones que se poseen sobre Marie y su obra. Dividido en cuatro capítulos, el estudio muestra las etapas cronológicas de la vida de Marie, desde su nacimiento en Gavronzi y su infancia en Tcherniakovska hasta su muerte en París. Los lugares y los seres que han marcado su vida se suceden allí. En Journal & Art, la mayor parte de los cuadros, dibujos, esculturas son presentadas junto con extractos de su Diario. Documentado, abundantemente ilustrado, el libro de Joel L. Schiff viene a enriquecer una bibliografía todavía relativamente moderada. Permitirá además a los lectores anglófonos acercarse a esta rica personalidad, a su vida y a su obra. 
Comentario de Jean-Paul Mesnage aparecido en el
Bulletin de Liaison N° 48, Julio de 2018 del Cercle des Amis de Marie Bashkirtseff

Una orquídea llamada Marie Bashkirtseff


RhynchoaeliocattleyaMarieBashkirtseff

    Agreguemos por nuestra parte que Joel L. Schiff es además un astrónomo de medio tiempo que ha ganado prestigio en el campo de la meteorítica con el avistamiento de nuevos asteroides. 


    Junto con unos amigos neozelandeses, ha incursionado con éxito, por otra parte, en el campo de la floricultura y su más reciente jalón es un híbrido de orquídeas a la que ha denominado Marie Bashkirtseff (Rhynchoaeliocattleya Marie Bashkirtseff) y registrado en la Royal Horticultural Society de Londres.
    Así como Louise Breslau ha dado su nombre a una rosa, ahora esta bellísima orquídea perpetuará el de nuestra Marie.

    Las inquietudes múltiples de Joel L. Schiff han sido sin dudas el terreno fértil en que ha crecido su admiración por la multifacética Marie Bashkirtseff.


Darya Martynova, un talento.
    En cuanto a Darya Martynova, joven prodigio que comenzó la universidad a los quince años, a sus veintiún actuales culmina su maestría en Historia del Arte en la universidad de San Petersburgo para encarar inmediatamente su doctorado. Es también una admiradora y una especialista en Marie Bashkirtseff y ha escrito varios artículos junto con Joel Schiff, entre ellos uno consagrado al psicólogo argentino Aníbal Ponce presentado ante el Coloquio Marie Bashkirtseff de Moscú, setiembre de 2018, organizado por la fundación rusa Renacimiento de la Memoria de Marie Bashkirtseff —que ya tendremos ocasión de leer en este blog— y otro sobre la condición de la histeria en el arte del siglo XIX que se presentará en el próximo mes de octubre de 2018 en Moscú. Políglota, últimamente estuvo becada seis meses en China y en poco tiempo más comenzará a enseñar en la universidad. El futuro de Marie Bashkirtseff estará en buenas manos.





Marie Bashkirtseff Dixit; La importancia de nuestros enemigos aumenta la nuestra. (Jueves 21 de octubre de 1875)





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